Parece que El Rugby se encuentra cada vez más cerca de ser incluido en el programa del ciclo olímpico en los juegos panamericanos 2011, lo que seguramente es un sueño compartido donde pasemos de ser, lo que solemos llamar nuestro "estilo de vida", a un deporte con escuelas y clubes de iniciación temprana que conduzcan de forma lógica, coherente, metódica y sistemática, a punta de esfuerzo y sudor, a la formación no sólo de ciudadanos sanos, sino atletas de alto rendimiento (vale decir, con buenos fundamentos técnicos, tácticos, físicos, teóricos y psicológicos) donde el rugby venezolano y sus protagonistas estén entre los equipos "duros" en principio de Suramérica, y en última de instancia, del mundo.
Algunos soñamos con nuestras selecciones nacionales entre los tres primeros puestos en los torneos suramericanos (cuestión que ya hemos vivido). Una selección femenina fuerte y consolidad quedando entre los tres primeros lugadres de los panamericanos, y optando por un puesto en juegos olímpicos (si lo llegan a incluir en Londres) o en el mundial. Al igual que una selección masculina luchando por escalar cada vez mas alto y llegando a casa con medallas.
Preselecciones y selecciones juveniles con alta convocatoria de atletas que refleje el trabajo de los clubes en los "semilleros". Es decir, mayor participación de niños y niñas en el Rugby como opción formativa, y a quienes persistan y sean constantes ser mejores competidores superada la infancia.
Que deje de ser un acto de "osadía" cuestionarse ¿dónde estamos parados como deporte?; ¿con qué recursos contamos actualmente?; ¿qué recursos hemos dejado de tener?; ¿cómo nos sentimos evaluando esta situación?; ¿qué hemos hecho y que haremos al respecto?. Más que osadía quizá podamos hacerlo una práctica frecuente de crecimiento y desarrollo individual y colectivo.
Imaginemos un formato de competición nacional cada año (para clubes y selecciones) que se integre o considere nuestras competencias internacionales. Que contemos con entrenadores, preparadores físicos y personal médico bien formado y capacitado. Espacios de entrenamiento y competición aptos para la práctica cotidiana del Rugby. Contar con criterios objetivos de selección, planificación del entrenamiento dirigida y autodirigida, orientados a mejorar, topes y circuitos de preparación antes de asistir a las competencias fundamentales. Contar con ligas de participación infantil, de competición y perfeccionamiento juvenil, de mantenimiento y desarrollo (una especie de liga de verano). Obviamente todos los clubes y asociaciones con documentación en regla. Que contemos con generaciones de relevo que permitan a los deportistas en retiro y personas comprometidas con el rugby aspirar -y lograrlo- a posiciones de dirigencia en sus clubes, asociaciones y en la federación. Es decir, una política federativa de desarrollo del rugby en Venezuela que garantice, en la alternabilidad de gestión, una meta superior, realista y satisfactoria.
Es un sueño donde nuestras selecciones nacionales cuentan con los recursos necesarios, los asignados gubernamentalmente y aquellos productos de la autogestión, tanto para entrenamientos y competiciones. Donde el compromiso con la vinotinto no se mida por el grado de obediencia o sumisión de los atletas, ni por el desembolso de sus propios recursos para transporte, hidratación u otros recursos, sino por su dedicación, trayectoria, autocontrol, disciplina y deseos de ejercer su ciudadanía rindiendo al máximo con el tricolor en su franela.
Esto ni es imposible, ni tiene que estar lejos, ni tiene por qué ser inalcanzable (de hecho no lo es). Esas experiencias eventualmente las hemos vivido y otras están documentadas en el histórico deportivo (incluyendo el rugby en otros países).
Esto es una reflexión que convoca abiertamente voluntades, que invita a compartir puntos de vista (y vaya que nos hace falta en este momento). Es una invitación a rechazar actitudes y comportamientos poco ejemplares de entrenadores, jugadores y dirigentes, por alternativas, soluciones, actitudes y comportamientos superiores para todos.
Es una invitación a todos a re-ingeniar lo que apasionadamente denominamos nuestro estilo de vida.
Por Claudia Contreras (UCAB Rugby Club)
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